Espacio invisible e inexacto
Cargados de aire lúgubre
Donde miles de nombres caen a pedazos
El lamento da lugar a la agonía
El mar se ofusca y rompe contra las olas
Bañando con sus aguas
La oscuridad de las flores marchitas
Un rayo luminoso golpea nuestro cuerpo
Despertando al ser adormecido
Abrir los ojos y descubrir que lo ajeno
No es sino, sólo, nuestra guarida
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